AMACOY, fantasmas que siguen aquí…
- Mila Mendoza
- 29 may 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 11 mar 2024
Escribir mi primera novela, «Amacoy: Fantasmas del Viento», fue una experiencia mágica y catártica. Durante el proceso, experimenté un profundo sufrimiento espiritual que se transformó en una conexión más cercana con mi espíritu y mi verdadero yo. Recuerdo que cuando escribía , lloraba al mismo tiempo.
Igual me pasó que a través de la escritura, pude experimentar un estado de felicidad en el que mi cuerpo, mente y espíritu se unieron en armonía. Fue un momento en el que me reencontré con mis seres queridos y me di cuenta de que formamos parte de un todo.
La espiritualidad desempeñó un papel fundamental en mi novela, especialmente el viaje del alma a través del tiempo en la misteriosa caverna de los Amacoy. Esta experiencia significó mucho para mí, ya que sentí una proximidad a lo divino. Sin ese reconocimiento y conexión con lo espiritual, me habría sentido perdida y no habría alcanzado mi pleno potencial. Este proceso de escritura marcó un antes y un después en mi vida.
Ahora, siempre que necesito volver a ese momento de felicidad y plenitud, recuerdo mi experiencia al escribir «Amacoy: Fantasmas del Viento». Me ayuda a recordar que formo parte de algo más grande y que tengo la capacidad de conectarme con mi esencia más profunda. Esta novela fue mucho más que un simple relato, fue un viaje transformador para mi alma y una revelación de mi propósito en la vida.
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